El entrenamiento y la actividad física no “curan” por sí solas, pero son claves para mejorar la salud mental y por extensión la depresión.
La depresión se está convirtiendo en un problema muy grave para la salud pública, así lo reconoce la propia OMS. Una circunstancia que se agravó aún más durante el confinamiento durante la crisis sanitaria del coronavirus.
Los entrenadores personales y los preparadores físicos de INGUZ somos conocedores de la importancia que tiene el entrenamiento y el ejercicio físico para prevenir y mejorar las patologías y enfermedades a nivel mental como la depresión.
En las próximas líneas analizaremos cuál es la «dosis» adecuada de actividad física con relación a la prevención de esta enfermedad.
La depresión implica muchos aspectos:
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En primer lugar, existe un alto componente genético (1-2), pero también existen elementos ambientales que influyen directamente en la aparición de la enfermedad.
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Existen otra correlación directa de factores externos como el nivel socioeconómico y educativo, la calidad de dieta, el nivel de actividad física o la exposición a la contaminación (3).
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Otro de las claves importantes para poder combatirla es el acercamiento a la naturaleza, disfrutar de los parajes naturales y zonas verdes. (Conscientes de ello, en INGUZ planteamos el proyecto «Domingos Activos» donde organizamos mensualmente actividades al aire libre, para desconectar del estrés, de la rutina y poder disfrutar de los beneficios para nuestra salud que nos proporciona la propia naturaleza. (4)
En personas de mayor edad y en familias o individuos en situación de vulnerabilidad o riesgo de exclusión, la depresión es una enfermedad bastante común con consecuencias muy negativas que les impide llevar una vida normal. Es más, la pandemia (COVID-19) incrementó los casos en un 27,6% (5) en esta población.
Los profesionales de la salud podemos contribuir a modificar uno de los factores que causan esta enfermedad: el sedentarismo.
El aumento del nivel de ejercicio físico puede ayudar a prevenir o mejorar la depresión. La ciencia recoge en diversos artículos que las personas con mayor nivel de actividad física tienen un 17% menos de riesgo de sufrir una depresión en comparación con personas sedentarias que no se mueven en su día a día. (6)
Tras varias investigaciones se ha demostrado que las mayores mejoras de la enfermedad de la depresión ocurren cuando los individuos sedentarios comenzaban a realizar entrenamiento y actividades físicas. Así, cuando se cumplían con las recomendaciones de 2 horas y media de actividad física semanal se le asociaba una reducción de la depresión en un 25%.
El otro punto de vista es sobre la cantidad de personas que previamente podrían haber evitado esta enfermedad si hubieran sido más activas. Una cifra que alcanza el 11,5% (más de 1 de cada 10).
Si bien, es necesario señalar que el ejercicio, el entrenamiento y la actividad física no “curan” por sí solas, pero es cierto que son claves para una mejor salud mental. Nuestro sistema nervioso está condicionado por nuestro tejido muscular y además, cuando realizamos ejercicio físico nuestro cerebro produce metabolitos que tienen un carácter neuro-protector que reduce y mejora los síntomas de la depresión.
Por eso en INGUZ siempre os animamos a moveros e intentamos mostrar los beneficios y perjuicios de moverse o de no hacerlo. Su influencia positiva en la prevención y mejora de las enfermedades, como es el caso de la depresión.
Conclusiones
La depresión es un problema de salud global frecuente en nuestra sociedad actual que con un estilo de vida más saludable multifactorial podría llegar a mejorarse.
Desde INGUZ te animamos a cuidar tu alimentación, disfrutar de la naturaleza y a realizar una hora diaria de actividad física de intensidad moderada como factor protector.
¡Muévete! Preserva tu actividad muscular para que tus músculos sean un banco farmacológico de carácter anti-depresivo.